viernes, 25 de febrero de 2011

nombre: jorge armando parra lopez materia: español lazarillo de tormes maestra: raosalba elia robles garcia

  Lazarillo de tormes segunda parte…………

Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo.
Que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite; y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello. Y así vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y esto, para que ninguna cosa se debiera romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar Della algún fruto.                     

            Cuenta Lázaro su vida, y cuyo hijo fue

Pues, sepa vuestra merced ante todas cosas, que a mi llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre, y fue desta manera. Mi padre, que Dios perdone, tenía a cargo de proveer una molienda de una aceña, que esta ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mi, tomóla el parto y parióme allí; de manera, que con verdad me puedo decir nacido en el río. Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos, por ser
uno de ellos, y vínose a vivir a la ciudad, y alquiló una casilla, y metiese a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento. Este algunas veces se venia a nuestra casa, y se iba a la mañana; otras veces de día llegaba a la puerta, en achaque de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo, al principio de su entrada, pesábame con él y habíale miedo, viéndole el color y mal gesto que tenía
         

El traía el pan y todas las otras cosas en un fardel de lienzo que por la boca se cerraba con una argolla de hierro y su candado y su llave, y al meter de todas las cosas y sacallas, era con tanta vigilancia y tanto por contadero, que no bastara hombre en todo el mundo hacerle menos una migaja; mas yo tomaba aquella lacería que él me daba, la cual en menos de dos bocados era despachada. Después que cerraba el candado y se descuidaba pensando que yo estaba entendiendo en otras cosas, por un poco de costura, que muchas veces del un lado del fardel descosía y tornaba a coser, sangraba el avariento fardel, sacando no por tasa pan, mas buenos pedazos, torreznos y longaniza; y así buscaba conveniente tiempo para rehacer, no la chaza, sino la
endiablada falta que el mal ciego me faltaba. Todo lo que podía sisar y hurtar, traía en medias blancas; y cuando le mandaban rezar y le daban blancas, como el carecía de vista, no había el que se la daba amagado con ella, cuando yo la tenía lanzada en la boca y la media aparejada, que por presto que el echaba la mano, ya iba de mi cambio aniquilada en la mitad del justo precio. Queja báseme el mal ciego, porque al tiento luego la conocía y sentía que no era blanca entera, y decía:

“¿Que diablos es esto, que después que conmigo estás no me dan sino medias blancas, y de antes
una blanca y un maravedí hartas veces me pagaban? En ti debe estar la desdicha.”

Entonces mi mujer echo juramentos sobre sí, que yo pensé la casa se hundiera con nosotros, y después tomase a llorar y a echar maldiciones sobre quien conmigo la había casado, en tal manera que quisiera ser muerto antes que se me hubiera soltado aquella palabra de la boca. Mas yo de un cabo y mi señor de otro, tanto le dijimos y otorgamos que cesó su llanto, con juramento que le hice de nunca más en mi vida entalle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y saliese, de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad. Y así quedamos todos tres bien conformes. Hasta el día de hoy, nunca nadie nos oyó sobre el caso; antes, cuando alguno
siento que quiere decir algo Della, le atajo y le digo: “Mira: Si sois amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar; mayormente si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero, y la amo más que a mí. Y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo
merezco; que yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena


mujer como vive dentro de las puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él.” Desta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en mi casa. Esto fue el mesmo año que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y
tuvo en ella cortes, y se hicieron grandes regocijos, como vuestra merced habrá oído.Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.

           

              lazaro obtiene comida del rafael que el ciego cuidaba:
                     

                                         lazaro logra tomar vino del jarro del ciego:



lazarillo iso que el ciego se  estrellara con el poste:

lazaro nacio en el rio Tormes

Mi viuda madre, 
vínose a vivir a la ciudad, y alquiló una casilla, y metiese a guisar de comer a   a ciertos mozos de caballos del comendador de la Magdalena.


lazáro guia al ciego para que se estrelle en el poste:



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